Arte,Amor,Armonia
Armonia,impregnada de amor y vivencias queda sellada en el latido de estas letras que cantan mi obra…
Son letras escritas por la poetisa Teresa Marcilla.
Teresa es mi hija…
Dulzura (ama)
Somnolienta ráfaga de versos
en su silencio de frutos blancos,
Apaciguan la taciturna sospecha
de esta arrebatadora soledad.
Pero ella nunca falla (y a su lado otros brazos)
estos de carne y hueso mas humano que lo humano.
No sabría como explicar
con el lenguaje más pulcro las autovías de su corazón
ni el bálsamo
adquirido por tanta pesadumbre.
No sabría ni siquiera
pedir perdón por tanto llanto
que enjugó sus manos,
por tanta desidia y mal humor
que con mucho de bueno burlaron esta ira.
Otra decadente ausencia
del entendimiento es la bondad,
ésa que espiran sus ojos negros.
Absolutamente todo lo que soy se lo debo,
púes nunca exigió respuestas de dudas.
Fragancia silenciosa de seguridad
acallando mis miedos, siempre al fondo del camino
una mano que agarrar.
(del libro de la poetisa)
Serenidad
De semblante otoñal en su regazo a vertiginoso erotismo aparece “la” mujer desnuda, (no sin ropa ni mantel).
Como cartas al recuerdo de una conciencia dormida, La mayor apología a nuestra fuerza interior.
No son machos de cera los que ahuyentan los fantasmas sino dos hermosas manos que reclaman sus senos.
Así, la fémina descansa junto a la libre decisión de emancipar su destino en rojo furtivo.
La intuición es motor –que alimenta al artista-, entre sinuosas caderas que susurran secretos.
¡Qué dulce entendimiento el que no requiere libros y qué proeza “decir” decir entre verdes y azules!.
Más talento que instinto, más instinto que afán, ondean la mirada dulce de una “gorda” sin reservas.
Resurrección a brochazos del sentimiento casto omitido por pecados (cada cual más capital).
La minuciosidad de la simpleza sonríe en dos actos: carismática belleza y procreación de color, mostrando maternidades de suprema ternura bajo el tic tac de un tiempo que ha sido conquistado.
(del cátalogo Teresa Ahedo 2002)